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domingo, 17 de abril de 2011

El tiempo transcurre


O esa es mi sensación. No se trata de la velocidad o la lentitud. Pero el tiempo no se para, porque forma parte de nuestra automática percepción. Ni va lento ni deprisa. Es la sensación de que va o no. Y cada momento se pierde. O se recupera. Incluso es posible que, el paso del tiempo, sólo muestre lo poco que conocemos del mismo. Sólo sabemos lo que nos dice la ciencia: que es relativo, y que se nos escapa de las manos. Es decir, que su relativismo, aunque obligado, jamás se hallará entre nuestras manos. Es decir, que, por mucho que intentáramos controlarlo, el tiempo nos tiene a nosotros. Pero el tiempo también se compone de oportunidades. He tenido tantas, que las he dejado pasar. Porque sé cual es mi sitio. Y vivir y dejar vivir, es mi lema; claro que lo de la película de Bond, ya ni hablemos. No es lo mismo. La existencia, en ocasiones, se me vuelve insoportable. Pero he de seguir adelante, y el tiempo transcurre. Lo que haya de ser, será. No hay más, porque el futuro lejano, nunca se sabe. Bueno, sí, el final. Pero el final llega con la muerte, que ya no importa demasiado que transcurra el tiempo. Y hay que seguir, a pesar de los pesares, y de hechos pesados, y de muchas tristezas que tragar. Pero, bueno, hoy estoy que se me cae el alma al suelo por los pies.

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