La ciudad se había levantado con varios fuegos entre los apartamentos. Los cajeros automáticos estaban destrozados, y los créditodólares desaparecieron de la circulación de las mismas máquinas. Las tiendas de los modistos privilegiados, sufrieron una serie de robos de los trajes masculinos más caros, y la Policía no daba abasto, entre tanto descontrol. Metropolis se había sumido en un caos, y era más que evidente.
Hubo testigos que dijeron que habían visto a un tipo vestido elegantemente de negro, con un aeromóvil Lamborghini Razzia último modelo del mismo color. O a un enmascarado, de negro, que se dedicaba a asaltar los comercios, saliendo impune. Los testigos llegaron a creer que, en realidad era una banda de tres maleantes; pero nadie podía explicar la razón de tanto desorden.
Wayne XXV se informó, y trazó un plan para atrapar al villano. Pero sospechaba quien era. También pidió a las fuerzas del orden que siguieran sus instrucciones, y que al delincuente o delincuentes, no les pasara nada. Wayne XXV podía controlar la situación.
Recibió en su Mansión los informes, por medio de su mayordomo, desde el más íntimo secreto. Llamó al móvil de Doc Eckman.
-El chico se ha descontrolado, Eckman. ¿Qué ha sucedido?
-Muy sencillo. Lo atacaron dos discos que lanzaban lasers de kriptonita roja.
-Eso lo explica todo. Y creo que sé quien está detrás de todo esto.
-Te refieres a Mohamed Luthor.
-¡Bingo, Eckman!
-Lo extraditarán a España.
-No pasará nada-le tranquilizó Wayne XXV al preocupado Doc Eckman.
-¿Cómo lo atrapamos? Está fuera de sí.
-Ya lo verás.
Wayne XXV se presentó en Metropolis como Batman. Preparó unas pantallas de kriptonita verde, y David-El se dirigió volando a su recorrido criminal habitual. No sospechaba que una pantalla de kriptonita lo debilitó del todo, y cayó del cielo, como una mosca en un vaso de agua. Batman ordenó que nadie le tocase.
David-El, desmayado, vio como lo envolvían en una cápsula del mismo material, y se le trasladaba a un lugar más seguro. Batman lo trasladó a la sede de la Corporación Wayne, en Gotham City. David-El permaneció inconsciente, y debilitado, se refugió en la negrura de un abismo insondable.
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