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miércoles, 20 de abril de 2011

Mailer a la luz de los focos

Norman Mailer hace tiempo que nos abandonó; pero ha dejado un legado inolvidable. Amante del boxeo, conocido también, como uno de los deportes más violentos, pero, también, dignos de linaje y pedigrí, en donde no se baten sólo dos hombres, sino dos fuerzas de la naturaleza. Mailer tembién ejerció de periodista, pero era una clase de periodista peculiar. Intentaba abarcar muchos ambientes a la vez, y nunca salió derrotado. Lo derrotó la muerte, en el último round. Fin del asalto. En estos momentos, me estoy leyendo "América", una recolección de artículos y columnas y reportajes sueltos, en donde Mailer demostraba su mala baba, ante el orden establecido (y simpatizaba con Fidel Castro), y que, sus editores y redactores jefes de las revistas y periódicos, se las veían oscuras, para que las dentelladas del escritor y periodista (flirteó como director de cine, pone en el reverso del libro) para hacer desistir al rebelde, que se desmandaba. Y eso no es lo único. Por suerte, Mailer fue escritor con carisma, y personalidad. Una personalidad muy rocosa, y de una densidad tal, que los editores apenas cambiaban alguna coma; y ninguna, porque este mercenario de las letras, también fue un mercenario en la vida. Si no les gustaba lo que escribía, se largaba a otro periódico, incluso de la competencia. Pero los responsables de la prensa, se lo jugaban a suertes, porque la calidad de Mailer reside en que era Mailer. Porque los tipos duros no bailan.

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