Estos días del Veranillo de San Miguel, una pequeña pausa veraniega en el tiempo que se aproxima, que será algo frío, y que se retrasará, como todos los años. Momentos en los que me entra algo de modorra, por el calor. Hemos pasado calor, durante casi todo el verano. Llegó un momento en que, como en otro año, el frío invadió el verano (no recuerdo la fecha); pero es el momento de escribir, de tomar notas, y utilizarlas, para crear composiciones literarias.
Aunque no lo parezca, nuestra vida no está cuadriculada, ni calculada. La vida fluye hasta la muerte, que es el final. Y la escritura ha de fluir como la vida. La sorpresa es que la escritura no muere, sólo se olvida.
Pero la escritura es contra el olvido. Y permanece. Cada uno es libre de empezar a escribir en la cuadrícula cuando le interese. El testimonio es libre.
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