Las líneas nunca se acaban. Siempre hay espacios que rellenar, que lograr el interés. Pero cuando se agota una línea, llega otra, y otra. También los párrafos. Pero esto es un apunte, no un ensayo. Como apunte, uno se da cuenta de que la escritura abarca todo, o casi todo, y este abarcar es un abrazar continuo de la escritura. Se podrá acabar el mundo, pero no la escritura. Se podrá acabar el pensamiento, pero no la escritura. Es posible que el vacío acabe inundando todo el universo, pero se seguirá escribiendo.
También es posible que la Red se expanda y, por ese mismo hecho muera, pero se seguirá escribiendo. Será por escribir... Las líneas son infinitas y los renglones numerosos, y más de uno necesitará de todos los géneros literarios para que la escritura siga fluyendo, y sea libre. Pero libre no es del todo.
En ocasiones, la libertad, siempre se cobra un precio, que es el precio de no poder escribir lo que quieras, sino lo que te dejen. La propina, por supuesto, no es muy elevada.
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