Hoy ha vuelto a llover. estoy buscando la manera de describir el tipo de lluvia. Gotas numerosas, pero un frío que penetraba en los huesos como un incómodo invasor. Las manos se me helaron, y no había hormigueo, sino que el frío entraba sin ningún respeto. De hecho, el libro que estaba leyendo, se mojó un poco, y fue imposible la lectura, cuando empezó a llover, en serio, y con mala idea, porque el frío se agarraba y no soltaba.
Caminar bajo la lluvia, cuando agua y frío se asocian, no es una forma muy inteligente de soportarla. Además, el amigo que me acompañaba, vaticinó que no llovería hoy, y se equivocó. Como se nota que hay hombres del Tiempo que no lo son.
Por suerte, nos resguardamos de la lluvia, pero el frío ya había entrado en el cuerpo. Quevedo ya lo describió, asemejando al frío, porque era un friolero, como buen español, que le atravesaba la piel como púas de cuchillo, o algo parecido. Más frío debió hacer en pleno siglo XVII.
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