Después de quince días sin Biblioteca, uno de los empleados, Julio, me comentó que las obras habían sido mínimas. Por ejemplo, el suelo, sólo en recepción, en donde, al tacto con el calzado, era sintético. No la han ampliado. Unas pocas mejoras, pero que lustran un poco el interior. Me ha alegrado que hubiera novedades. Libros nuevos que no tardaré en leer. Y hasta febrero no empiezan las actividades.
El ajetreo que hubo fue que estuvieron haciendo inventario, y Julio fue trasladado a otra Biblioteca; nadie ha estado parado, pero tendré que coger el ritmo, y pasar, de ahora en adelante, cada martes, para no perder la rutina.
Es agradable saber que se llevan a cabo renovaciones; pero se nota que el presupuesto no sirve de mucho, porque es escaso. Y se me ha olvidado felicitar el año. Desde esta entrada felicito el año a: Mayte, Pilar, Julio, Irene y a Esther, y a Victoria y a Nacho por la mañana. Es agradable regresar a un lugar que es casi mi casa, seguro del exterior, aunque, como aún el resfriado se ha ido, pero sigue mi dolor de garganta, espero que todo se solucione.
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