Hay tantos mundos por conocer que el nuestro se está quedando pequeño. La sensación de que el universo, por muy amplio que sea, está lleno de verdades, pero también, de muchas preguntas. No somos dueños de mapas limitados, porque la limitación material nos frena. Para ser grandes necesitamos abrir nuevos horizontes. Mas allá de la última frontera nos queda por descubrir nuevos mundos; pero creo que ya los hemos descubierto. Se trata de una sensación de majestuosidad, de grandeza, por así decirlo.
Parece que no hemos alcanzado la tecnología adecuada para abandonar el planeta, nuestro planeta que, si no es de origen, es adoptado, que nos permitirá no colonizar, puesto que, en primer lugar, lo mejor consiste en compartir conocimientos con los demás. Si se guardan, por seguridad o temor, nos perdemos lo mejor que nos describe, la curiosidad, esa sed que, más pronto, o más tarde, nos abrirá la puerta a nuevos horizontes.
La lástima es que la verdad nos hace mucho daño, y es un temor que nos convierte en criaturas paralizadas e inoperantes. La espera depende de nosotros.
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