...un verano caluroso. Ahora sale uno a la calle y se deshidrata en segundos. El invierno será, por supuesto, más frío. Pero nos lo merecemos. Después de todo, aceleramos lo imposible. En un mundo donde siempre se tiene prisa y, sobre todo, esas prisas, pueden causarnos problemas. Demasiada prisa en todo momento.
Pero queda el momento de solucionarlo. Más tranquilidad, y menos exigencias. Claro que ya lo escribió Schopenhauer, y reconoció que la tranquilidad era necesaria; pero el filósofo vivía de las rentas. Pocas personas tienen estas ventajas. Y luego, estas personas, aprovechan y perjudican a otras, poco después de haber provocado el mal.
Pero el calor es suficiente para alterar cualquier línea. Cada uno escribe sus memorias cuando quiere, o le apetece. Pero el verano es un paréntesis. Y creo que una serie de lecturas, por lo menos, relajan en verano. Pero escasea el tiempo.
La obsesión por producir en tiempos de crisis, como los vivimos ahora, es la prioridad por almacenar bienes o riquezas. Queda, por lo menos, que aquellos que se dedican a escribir, en clave, nos muestran los tiempos que vivimos. Ya hemos pasado antes por eso. Muchas veces.
Sólo queda esperar, pero podrían parar de subir los impuestos, sobre todo el exagerado porcentaje del agua, que este verano no nos falta: 50%, la mitad más temida y oscura. Un abuso, y no valen segundas lecturas.
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