Quinta entrega de la saga del policía que se mete en todos los fregados, sean culpa de él, o no. En esta se encuentra con su hijo en Moscú (pero los exteriores se han rodado todos en Hungría), que resulta que su hijo, de nombre igual que el padre, es un agente de la CIA, que le ha sentado mal que su padre y tocayo se meta en un asunto que le viene grande.
Gran espectáculo de fuegos artificiales y de edificios echados a perder. Según el productor, en Hungría, antes de ponerse a rodar tuvo que pedir miles de permisos, en este caso, el departamento legal, porque se iban a echar a perder edificios históricos de la misma ciudad. Tardaron un año en concedérselos todos, entre insistencias y alguna que otra batalla legal. Por fin consiguieron rodar esta quinta película.
El argumento es bastante simple: un político corrupto, una traición, y una trampa final para cargar Uranio de Chernobyl, y negociar para las armas. John McClane llega a Moscú, porque cree que su hijo ha vuelto a meterse en uno de sus líos, cuando resulta que es agente de la CIA. Excusa perfecta para que John y su hijo hagan las paces, y hagan su trabajo, la filosofía de la serie: vamos a cargarnos a los malos, en este caso, rusos, y bastante corruptos.
La cinta se deja ver, pero empieza muy lenta, y uno se pregunta, ¿cuándo empiezan los tiros? John Moore, el director, ha tenido ideas muy originales para el desarrollo de las escenas de acción, que superan a las otras cuatro películas. Tal como yo lo veo, habrá una sexta entrega, porque Bruce Willis, ya talludito, tiene cuerda para rato, y eso que la tercera iba a ser la última.
Me pregunto, sin embargo, cuál será la séptima, y a que país le tocará sufrir el empacho de destrucción y catástrofe de "armar el pollo" de McClane que no nos dejarán indiferentes. Por lo visto, Willis no se jubilará así como así, pero el personaje ha evolucionado un poco desde la primera entrega, y se le nota algo más de humanidad, que perdió en la cuarta entrega, y que es posible que vuelva a sus orígenes. Pero son sólo conjeturas, desde luego.
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