Super una de las películas más independientes de James Gunn, muestra las desventuras de un Rainn Wilson (The Office, Un rockero de pelotas) en donde un hombre débil se convierte en una suerte de superhéroe urbano para combatir, con escasas habilidades (las irá cogiendo por el camino) para rescatar a su esposa, drogadicta, de las garras de un narcotraficante de poca monta (Kevin Bacon) de malo maloso, pero de tintes épicos un tanto gruesos.
No voy a escribir una crítica, porque la película se vende bien ella solita; pero es, sin duda, una nueva mirada al boom norteamericano y mundial de los superhéroes urbanos, en donde, por lo menos, aquí el protagonista, Crimson Bolt (Rayo Escarlata, en la versión española, pero es mejor, Rayo Carmesí, pero la traductora decidió la primera acepción, quizás porque sonaba un poco gay, misterios de la traducción) inicia una guerra para descubrir su valor y enfrentarse a los criminales en compañía de Rayito, una fanática de los cómics de la cultura pop, y bastante inconsciente, la niña, de 22 tacos.
No voy a contar el final, sino que, como en toda película de tintes épicos, nuestro protagonista se encuentra a sí mismo, y se da cuenta de que había nacido con un don. Sorprendente la escena en donde le cortan el cráneo con la figura de un Dios amorfo, y que da hasta un poco de grima.
Se suman a esta cinta: Kick-Ass, Defendor y Mistery Men. Elegid, que hay superheroísmo urbano para rato.
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