Hace tiempo un amigo me comentó que mi mente se ocupaba de cuestiones que no eran novedad ya. Por lo visto, tenía yo que modificar el moblaje y lo que hay en cada estantería. Pero creo que eso era más restar que sumar. Incorporé las nuevas adquisiciones a la viejas. No me hizo falta renovar toda la biblioteca, y sólo tuve que añadir más muebles, e ir limpiando la suciedad y la corrosión cada tiempo de renovación de la habitación.
Por lo demás, quedaban algunas estanterías vacías que iré llenando en cuanto pueda, pero, dentro de lo que cabe, tampoco espero mucha información, porque estoy saturado. Hay libros hasta por el suelo, en desorden, con nuevas incorporaciones. Pero la mente es mucho más compleja que este esquema. Un esquema en donde las habitaciones son limitadas, y es posible crear otras nuevas.
Hasta ahora, no hay espacios vacíos, porque, aún existiendo el vacío, este es relativo. Pero hay espacio para nuevos conocimientos. El Ford T se encuentra en el garaje, al lado del monovolumen, y afuera hay un camión. Esto no lo tienen los ordenadores.
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