Este verano retomaré el oficio de mi novela. Iré informando del avance según vaya escribiendo los capítulos. De todas maneras, seguiré los consejos de Carlos Huerga y Valerio Cruciani, pero no suelo ser siempre un escritor que escribe todos los días en un archivo de Word, y se dedica a armar ficciones. Soy más intermitente.
En alguna ocasión puedo escribir tres episodios seguidos, o un capítulo (siendo el archivo un borrador) puede ocuparme días; pero no siempre paso los días pegado al ordenador, si acaso para escribir en el blog, o consultar el correo. Pero reiniciaré la novela en donde la dejé, y sin estar bloqueado (mis agradecimientos a Valerio) , y que, por otra parte, la novela la voy a dejar armada lo mejor que pueda, que en ocasiones, es como un complejo mecano.
Por suerte, no es, ni una novela policiaca, ni de acción, y es un personaje, un escritor, que cuenta su vida; el final, que lo tengo pensado desde hace tiempo, no es sorprendente; pero la idea general es escribirla sin tener la pesadez de estar creando una obra maestra. No quiero ser demasiado pretencioso, porque en el mundo hay millones de escritores, conocidos y desconocidos, y que habrá libros siempre.
Por suerte, no es, ni una novela policiaca, ni de acción, y es un personaje, un escritor, que cuenta su vida; el final, que lo tengo pensado desde hace tiempo, no es sorprendente; pero la idea general es escribirla sin tener la pesadez de estar creando una obra maestra. No quiero ser demasiado pretencioso, porque en el mundo hay millones de escritores, conocidos y desconocidos, y que habrá libros siempre.
Por lo demás, no me molesta escribirla. Pero he de estar concentrado y relajado ese día, pues mi escritura no pasa de la media hora a las dos, sobre todo, si ese día en concreto, tengo algo que decir. O como Saramago, que dejaba de escribir cuando se le habían acabado las ganas de decir.
De manera que, este mes, es posible que también siga la serie de Strike! o algún cuento de ciencia ficción breve. Mañana, más.
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