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martes, 22 de marzo de 2011

Barajas vino con el hielo


Me refiero, naturalmente, a las épocas invernales más duras que ha tenido el Distrito 21. En apariencia, no eran graves, pero adorna los días grises, como la ilustración de una postal navideña desgastada por el uso. Los días de frío, grises, iluminados, en ocasiones, por un sol invernal, tan amarillo como un pomelo, pero con la luz blanca, en algunas ocasiones. Por esa época, recuerdo haber ido a La Casa del Libro, haber comprado un libro, y me regalaban otro, "El dueño del secreto", de Antonio Muñoz Molina, una obrita o nouvelle de encargo, que la leí extasiado, mientras exponía los días invernales y grises del Franquismo. De hecho, no pudieron editar esa novela, porque se trataba de un alegato de un régimen que daba sus últimos coletazos. Suerte había de que era un libro-obsequio de La Casa; pero regalarlo, por lo menos, era un detalle. De hecho, no hallé la novelita años más adelante. Y no la he vuelto a encontrar, ni que se vendiera. Pero la leí hasta finalizar el curso y me dejó un buen sabor de boca. "El dueño del secreto" es una novela sobre la conspiración, que sucede en un Madrid gris y opresivo, en donde el protagonista es contratado por los Servicios de Inteligencia del Régimen, hasta que descubre que no había nada que ocultar, o sí, que había que limpiar el rostro de cara a la Democracia. Era una novela negra, pero de marcado carácter político. Uno se preguntaba porqué Muñoz Molina arriesgó tanto sacando este libro a la luz y obsequio. Pero averiguar eso, es el dilema de todo lector. Mientras tanto, Barajas se despertaba, cada día, con el hielo de los inviernos grises...

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