Es difícil registrar cada día cuando la memoria es muy lejana. Cabe preguntarse: ¿Es cierto que sucedió este acontecimiento, o hecho, anécdota o acto? Lo más complejo es averiguar si sucedió, o se trata de una de las numerosas trampas de la memoria. Porque, en ocasiones, los recuerdos no son tales. Son invenciones adornadas por las palabras. ¿Por qué recordamos mejor los malos momentos? La respuesta no es nueva. El daño siempre se rememora, para que no se invoque o se vuelva al repetir. Hay un tiempo para cada cosa; pero, la memoria, suele ser bastante tramposa. Lo que leíste una vez, ya no es válido en lo siguiente. El recuerdo, siempre, es un atisbo de la realidad que ya ha pasado. Tratar de atraparlo, para su posterior corroboración, es una manera de confirmarlo. Como diría un juez: ratificarlo. Pero, ¿cuántos recuerdos son ciertos, o son sólo ficción interpretada en el palimpsesto de la memoria? Y las fechas, poco interesan tanto, como la manera de narrar los hechos. Que yo sepa, los Hechos de los Apóstoles, carecen de fecha, se supo después, tras una minuciosa investigación. Pero, ¿qué poso queda de la memoria, del recuerdo, para empezar a contar? No basta sólo con un "Tal día..."; porque tales días son el mismo y diferentes. Cambia la vivencia, no el recuerdo.
Eight days a week... I love you
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He perdido a algunas personas muy queridas para mí. John es uno. Se fue
hace muchos años un día como hoy. Le quería y todavía le quiero. Es algo
inevitable...
Hace 12 años
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