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domingo, 20 de marzo de 2011

Strike! SOMBRAS


David-El hubo de agarrar a Doc Eckman, mientras uno discos oscuros, giraban como ruedas dentadas, y lanzaban rayos de kriptonita roja. David-El dejó al viejo Doc Eckman en el granero.

-Trataré de despistarlos, Doc.

Doc Eckman cruzó los dedos.

David-El se enfrentó en el aire, y frenó. Los discos giraron a su alrededor, cerrándole el paso. Los iris de sus ojos se encendieron de rojo, pensando en Kiara, como en el episodio anterior, y empezó a fundir los discos; pero los rayos eran más potentes. En su cuerpo quedaban residuos de kriptonita verde, que se volvió roja por el calor, o el roce de los haces de los discos, y David-El cayó al suelo, aturdido y confuso.

Advirtió que las sombras se adueñaban de su mente y de su espíritu, y como si otra personalidad, otro yo, cogiera el relevo. De hecho, no se sentía tan débil, sino invulnerable, invencible, y con la capacidad de doblegar a todo el Universo. Se olvidó de Doc Eckman, y ascendió al cielo, nuy seguro de su autocontrol. Valoró el Don que tenía, y que le podía sacar algún provecho, ¿por qué no? El Don era suyo, lo había heredado, y lo primero que le urgía era un poco de pasta, y cambiar su ropa de turista por una más elegante. Se dirigió a Metrópolis, teniendo en cuenta que, el viejo Doc Eckman, en el granero, ya era un estorbo constante. Se olvidó por completo de Wayne XXV, y, muy a la española, se puso el mundo por montera. Lo primero era regresar a Metrópolis.

Metrópolis, prepárate a temblar.

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