Y ser es, precisamente, la cuestión. Una cuestión que no se ha aclarado del todo. Tanto por parte del PSOE, sobre el EREgate y del PP, Bárcenasgate. En realidad, es muy fácil echar la culpa al vecino, cuando huele la basura en casa, y no precisamente, en casa ajena. En realidad, deberían corregirse los dos. Y no la izquierda, que se atrinchera en su falsa pureza, de chorizos y sinvergüenzas. Porque Barreda, bien que se dedicó a destruir documentos, y no dimitió. Deberían regalarles rejas o jaulas, a ver si sale.
En realidad, ambos están destruyendo la confianza y la fortaleza de una nación como España. Tanto manguirulo no es bueno. Falta pasta que puede servir para formar empleo y pagar a los desempleados pelados. Que no tienen nada para llevarse a la boca.
Está claro que, de una manera o de otra, arramblar con la saca no es perjudicial para ellos, sino para nosotros. Se quedan con la saca. Pero ambos partidos deberían salir a examen, y que, por lo menos, Rubalcaba no vaya de santo, que no tiene de santo ni su lustrosa y grasa peluca. No olvidemos que, cuando el 15-M, no desalojó la Puerta del Sol, para que nos olvidáramos del asunto del Faisán, que le hizo mucho daño, políticamente hablando, y aún renquea, porque está herido de muerte.
Rubalcaba piensa que, desviando la atención al PP, los españoles nos olvidaremos de sus gates; pero se equivoca. Los tenemos muy presentes. Y soy el primero que se apunta para que su cuello se separe de su cuerpo con la guillotina de Jiménez Losantos.
¡Ya está bien! ¡Justicia y Respeto!
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