Strike! se levantó algo dolorido por el aterrizaje. Los ancianos de Oa de piel azul y cabellos de nieve, lo observaron con frialdad. No era para menos: había derribado las dos torres, y de momento, no quedaba nadie en el interior, lo cual, en este caso, significaba que no murieron ninguno de los presentes. Los ancianos y los Green Lantern Corps no se creían que Strike! fuera demasiado novato. La responsabilidad recayó en su líder, que no sabía que cara poner. Los bots de reconstrucción ya se hallaban reparando el accidente. Strike! recuperó el maletín, y planeó un poco, hasta encontrarse con el Consejo de Oa. Ningún anciano soltó palabra alguna. Sólo se dedicaron a gruñir y a murmurar. Strike! no sabía que hacer. Sólo pudo disculparse con un débil "lo siento"; pero las murmuraciones crecieron. Comentaron en su lengua original sobre la torpeza del kryptoniano, y que era una vergüenza que su descendiente fuera un torpe redomado. Palabras y comentarios que Strike! no comprendía, pero que intuía por los gestos de desaprobación. Si comprendió la palabra "peligro" que se decía en alto, y a un grito más alto que las otras. Es más: se arrepentían de la llegada de Strike!, y lo juzgaban duramente, hasta el punto de dejarlo despellejado. No, Strike! no había empezado con buen pie. Pero quedaba, por lo menos, la sensación de que ya no era bienvenido. Entonces, mostró un anillo de Linterna Verde entre sus manos, ante el Consejo. "Creo que Kumi Rantarr ha muerto", afirmó Strike!. Los ancianos se giraron. Una mala noticia, pero el anillo lo había elegido. Los ojos de los ancianos se iluminaron. Después de todo, Strike! no era tan torpe, pensaron. Si el anillo lo había elegido, sus razones tendría. "¡Aceptamos!", exclamaron con una sola voz los ancianos en el Consejo. Los Green Lantern Corps elevaron sus manos, e idearon fuegos artificiales esmeralda. Un poco de frivolidad alivió la tensión acumulada. Parallax se encontraba al acecho, como un depredador en busca de su próxima presa.
Eight days a week... I love you
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He perdido a algunas personas muy queridas para mí. John es uno. Se fue
hace muchos años un día como hoy. Le quería y todavía le quiero. Es algo
inevitable...
Hace 13 años



Es increíble que una estrella solar, como nuestro Sol, dentro de 5000 millones de años, tenga que acabar o extinguir nuestro pequeño sistema planetario y solar. Parece una pesadilla, porque nos engullirá sin dilación. De momento, nos han regalado una prórroga, pero, saber con exactitud nuestra futura remota extinción, tiene más que ver con la ciencia, que con las tormentas solares, o cualquier otro fenómeno. Recordemos que el terremoto de Japón, que no tiene nada que ver, desvió el polo magnético unos centímetros. Con las tormentas solares, el resultado será devastador: los electrodomésticos dejarán de funcionar, y perderemos nuestro contacto con el mundo virtual. Pero, de momento, es una hipótesis. Han debido producirse tormentas solares a los largo de la existencia de la Tierra. De manera que, en pleno siglo XXI, nos preocupamos de una anécdota, y la transformamos en un mensaje milenarista. Aconsejo tranquilidad. Lo que pase, tendremos que analizarlo, no desde el temor y la ansiedad, sino desde la racionalidad más absoluta. Es posible que acontezcan muchas catástrofes, pero la Humanidad siempre ha salido adelante. Sólo tendremos que preocuparnos dentro de muchísimos siglos y, es posible que, para esa época, los vehículos vuelen y viajen por el Espacio-Tiempo.






Sí, lo pongo por escrito. Hay que tener coraje para decir que la versión de Conan el Bárbaro, con el hawaiano Jason Momoa, mejora el producto. La presentación con que empieza la película es lo más soso y aburrido de la cinta. Momoa habla más en su papel de cimmerio. Más que el propio Schwarzenegger, si comparamos ambos filmes. Y lo de la Máscara de Aquerón, una tontería más para la mitología del norteño, que no tiene nada que ver. Durante el transcurso de la cinta, sólo ansiaba que terminara de una vez. Hay más acción, pero en dosis muy pequeñas, y que son un lastre para el desarrollo de la cinta. Estupenda Nichols en su papel de Tamara, que tampoco habla mucho, porque son parcos en palabras, culpa de los guionistas. El director, en una entrevista, alegó que era respetuoso con las novelas de Howard. No se ve nada original de su autor en la película, por muy fiel que sea al personaje y su literatura. Se puede decir que Conan ha muerto, para no resucitar nunca; pero, el final, lo más seguro, de la cinta, deja la puerta abierta a una secuela o dos. Que Crom les bendiga, pero yo les escupo en la cara, por haber filmado un producto soso, y demasiado políticamente correcto. Luego, dicen que John Milius era fascista. Ya, hombre, y el Conan de Jason Momoa, es un ama de casa. Ver para creer.

Empecé a coleccionar Zona 84 a los catorce años. De Toutain Editor, una editorial francesa que, después de tener suerte con la literatura, decidió arriegarse con el cómic underground, y los nuevos valores que nacieron en 1984, poco antes de dejar de editarse en España. De hecho, Toutain probó suerte con Heavy Metal. De todas maneras, ambas revistas han desaparecido del panorama español, y se encuentran, los números atrasados, en tiendas especializadas de cómics, guardadas en bolsas individuales de plástico, y con precios muy asequibles. Uno de los autores que más me fascinaron, y lo continúa haciendo, es Richard Corben. Su dibujo de la anatomía humana, ligeramente exagerada, y su maestría para dibujar ilustraciones de calidad, lo conocí en 1984; pero sólo conseguí el último número. Luego, con Zona 84, se abrió un mundo de posibilidades que los cómics de superhéroes no podían suplir: la calidad del producto. Recuerdo que, al abrir sus páginas, el underground se elevó a la épica categoría del Arte. Y Corben fue uno de los muchos que lograron aumentar la fascinación, y la excitación, por partida doble. Además de otros autores de renombre, entre españoles y europeos y, ¿cómo no?, los eternos americanos, que no se conformaban con el cómic patrio, sino que abrían las puertas al recién nacido, o renacido, cómic europeo. Comprendieron que existía ese "algo más" que la línea fina de Tintín, o de Astérix. El cómic europeo crecía, maduraba y se hacía adulto, ¡por partida doble! El año: 1984.



