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domingo, 28 de diciembre de 2014

Risa animal

No es aquello que estás pensando...
La risa no es sólo propiedad del ser humano. No es de propiedad exclusiva. Por ejemplo, incluso un perro puede reír o sonreír, pero necesita de una observación continua y paciente. Los animales también se emocionan, y muestran sus sentimientos. En los animales de compañía, como el perro, que tiende a gañír un poco, y no gruñir, da la sensación de conocer a su amo y amigos de toda la vida. Expresa emoción, y eso es difícil de dilucidar, hasta que se le conoce bien.
En realidad, tanto la psicología como la ciencia, tienden a evitar que los animales, otros seres vivos, pero inferiores, dan en sus ensayos, ciertos resultados que puede competir con las cualidades y capacidades humanas. No es cierto. No compiten. Y, a mí, tanto Aquino como Aristóteles, han dado por supuesto demasiadas cosas, y que, por muy geniales que sean, en realidad, arañaron la superficie. Ni les importaban los otros seres vivos, y estaban demasiado ocupados en sus sistemas filosóficos, porque todo ser vivo es importante. Doy por supuesto que un insecto o una cucaracha no pueden expresarse. Pero un escorpión o una avispa, sí: te clavan el aguijón, y fíate y no corras. Pero no se ha de dar nada por supuesto.

martes, 24 de julio de 2012

A vueltas con el Bien y el Mal

Aristóteles dejó escrito que el Mal era la ausencia del Bien. Pero, entonces, el Bien, sería la ausencia del Mal, y estaríamos en las mismas, 2.000 años de Filosofía para regresar al punto de partida.
Relacionamos al Mal como la parte negativa ausente de ética y moral, del Caos primigenio, que el Bien, otro imperativo moral y ético, ha de enfrentar para mantener el equilibrio. Pensándolo bien, no carece de lógica, puesto que se utiliza en escritura, a la hora de justificar el comportamiento del héroe, heroína y antagonista. Sin eso, no habría mucho juego, desde luego.
Pero el asunto es más tremendo y profundo, y hasta delicado. El Bien y el Mal (con mayúsculas) también es una manera de definir algo, o de no definir nada. Cuando hablamos del Bien y del Mal, me parece que nos andamos por las ramas. Nietszche hubiera dicho lo mismo. La magnitud de estas dos palabras mayúsculas, con significado positivo y negativo, es un conjunto de mitologías milenarias, terror, ansia de conocer, y una larga fila de despropósitos. Volviendo a Aristóteles: es posible que este filósofo griego haya metido la pata más de una vez.
La bondad y la maldad pueden defiinirse, pero se obtienen unos matices que oscurecen una serie de significados que no son nada sencillos. Tal cómo yo lo veo: las acciones nada tienen que ver con ser definidas a partir de una moral y una ética predefinidas que no llegan a ningún sitio. Las acciones no son importantes. No significan nada.
El Universo puede estar tranquilo, porque nosotros, como bacterias de su organismo, pocas veces le provocamos alguna indigestión anímica, mientras nos envuelve con su misticismo de circo barato. Bien y Mal son imposibles de definir. Son palabras mayúsculas más grandes que nosotros, que la vida, que la muerte o cualquier recuerdo efímero.
Algunas religiones los definen como una lucha constante por el equilibrio. ¡Sed más originales, por favor, que el asunto no se resuelve apedreando al infiel! Y yo me pregunto: ¿Qué equilibrio? Si un sistema solar desaparece, y su final está vaticinado desde el principio, queda muy claro que los dos términos se neutralizan mutuamente. Y 2.000 años de Filosofía se van por el sumidero.
Si ambos términos son indefinibles (pero el Cristianismo se ha dedicado a introducirlos en un pequeño y estrecho Cubo de Rubik) el asunto se enmaraña. ¿Razón? Hay que tener mucho cuidado: luz y oscuridad, ausencia de la una y la otra, menuda sarta de estupideces. Somos nosotros los que decidimos que es el Bien o el Mal, y no los Ángeles o los Demonios. Pero los definimos a partir de ciertos criterios morales bastante dudosos. ¿Por qué?
¡Porque no lo sabemos! Carecemos de la base desde hace 2.000 años, o más. Y Zoroastro, en el fondo, es posible que fuera un escritor de Fantasía fracasado. Y seguimos tomándolo en serio: ¡Cómo están las cabezas, Manolo!

sábado, 15 de enero de 2011

Paisajes


¿Los paisajes hacen a la Naturaleza, o crean al ser humano, que, al final, crea tanto como destruye? Es increíble que, desde hace millones de años, resistan algunos paisajes. Pero, lo peor es que esos mismos cuadros incomparables o marcos incomparables, se echen a perder por cuestiones de enriquecimiento o de explotación o negocio. Na hay duda de que el negocio tira más fuerte. Y que, el hombre, predestinado por su poder de controlar los paisajes, los modifica a su gusto. En ocasiones, embelleciéndolos; en otras, no muy distinto del propietario de unas cientos de hectáreas, decida por la Naturaleza, lo que ella, desde luego, ni prefiere, ni le gustan los cambios. No ignoremos que la Naturaleza evoluciona lentamente pero permanece, y da sus frutos. Las escasas modificaciones que lleve el hombre a cabo, no forma parte de la comunidad, sino de aquellos que manejan el dinero. Podemos solicitar cambios; pero, en cierto modo, esos cambios los decide el poder, sea político o empresarial. Es posible que los cambios sean a favor, tanto de la Naturaleza, como del hombre. Por lo menos, son cambios que no generan pérdidas, ni culturales ni monetarias, y que, de una manera o de otra, preserva el paisaje de las manipulaciones para su explotación. Un ejemplo radical, y que no se mueve por las directrices que he expuesto más arriba, es la selva amazónica, en franco retroceso por explotaciones privadas. Incluso se han olvidado de sus moradores, que viven el día a día mediante una tecnología básica, métodos y doctrinas ancestrales, y que observa como su mundo se vuelve más pequeño. ¿Hasta qué punto afecta a los poderosos? Tengo la respuesta: les da igual; como tampoco les da igual nosotros. Se ha perdido el respeto y las formas. Pensad en ello.

lunes, 10 de enero de 2011

Escribir, escribir, escribir...


...como siempre, como si te fuera la vida en ello, vida que tomas y devuelves cada día, porque es un precio pequeño a pagar, pues se trata de una manera de que tus ideas y pensamientos se reflejen en unas pocas, o muchas, líneas. Y, al parecer, no basta. Si al escribir buscamos la verdad, o, como escribió Ben Franklin en su autobiografía, para mostrar los conocimientos a su hijo, o sobrino, con los errores y aciertos que cometió durante toda su vida, y para instruirlo en la vida. No es de extrañar, porque lo que esperamos de Benjamin Franklin (inventor del pararrayos entre otras cosas) es que humildad le sobra. Y eso que, Franklin escribió muchos ensayos; pero ningún día faltó a la tarea de escribir, a su intermitencia. De hecho, su Autobiografía, memorias ordenadas, es una obra ciclópea. La escribió para conocerse a través de las trampas de la memoria, para extraer la verdad de toda su vida. ¿Lo logró? Eso lo sabe mejor el propio Ben: de hecho, únicamente lo sabe él, y no puede escaparse. De lo contrario, jamás habría escrito un volúmen enorme sobre su vida, en forma de epístola a su hijo o a su sobrino, indicándole las pautas para dirigir su vida. Ben Franklin buscaba, sobre todo, ser un guía. Un guía humilde. Un guía como él no tuvo, pues lo buscó en sí mismo, y en sus errores, porque este polifacético inventor, aprendió de los errores, para estudiarlos, examinarlos y no cometerlos. De ahí que, escribir fue para él una salida y la purga de sus sinsabores, por mucho que diga que fue feliz. Lo más seguro es que fuera filosóficamente feliz. Como todos esperamos ser algún día, dentro de nuestras limitaciones.

viernes, 16 de enero de 2009

La cuestión del Universo Múltiple


Estos días he estado meditando sobre el Universo. No somos los únicos; pero ignoramos quienes son los otros, nuestros vecinos más allegados. Según una tradición hbrea de la Cábala, a quien conocemos como Dios, el Gran Arquitecto, el Universo se compone de una media de 6.636 mundos. Esto visto desde el "Libro de los Esplendores". Pero bien mirado, no hay suficientes mundos en esta cifra, puesto que se trata, de un cálculo místico. Hay más, pero no los abarcamos a todos. Para los autores de ciencia ficción, estos datos son muy pobres. Los escritores consagrados de este género, lo ven como un dato muy pobre. Por eso se han anticipado a estos datos, y ha sabido ver más allá. El hecho de que en Marte aún no se haya sospechado que hay vida, no significa que seamos exclusivos. Como dato literario es muy romántico. No parece que seamos los únicos, mas, tampoco parece que seamos exclusivamente únicos. De hecho, si fueramos así, el mundo carecería de imaginación, y de un déficit de escritores. Toda ficción trata de probar algo: eso no significa que niegue su validez. El Universo es lo suficientemente extenso para que quepamos todos. Y la imaginación para escribir sobre lo que desconocemos, es aún más libre de lo que creemos. De manera, que nadie se queda fuera, sino muy adentro. El Universo solitario es la pesadilla de todo soñador. Vacuo e inservible, sin vida. Yo me lo pienso varias veces antes de negarlo. Lo contrario, no existiría. Ni tú, lector, ni yo.