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viernes, 9 de noviembre de 2012

De una punta a otra

El ordenador compuso las coordenadas matemáticas necesarias para el agujero de gusano. Los científicos confiaban en que dicho agujero, muy semejante al agujero negro convencional, funcionara como un portal espaciotemporal.
Transcurrieron meses antes de completar por entero el experimento, y buscaron al primer crononauta para el éxito del programa. El ordenador podía abrir dicho portal, a partir de una serie de operaciones matemáticas muy complejas. No sólo manejaba números primos, sino que tenía que traducir el cuerpo del crononauta y de la nave, de forma esférica, para poderlos trasladar de una punta a otra del portal.
El crononauta era un piloto de las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos. Mujeriego, con una botella de whisky en la mano, y en la otra, una cantidad exagerada de preservativos. Tenía novia, pero no le importaba demasiado.
El crononauta pasó una noche loca el día anterior. Aún no se había librado de su jaqueca, y necesitaba dormir la mona etílica más de lo habitual. El crononauta llegó algo tarde, poco después de una ducha fría y un café cargado, de muy mala calidad, que le provocó malestar en el cuerpo. Sentía que no podía vivir en sí, y moría porque no moría. Pocos minutos antes de presentarse en la nave, tuvo que evacuar los excesos de la noche en el retrete, hasta que se sintió vivo, y contento de regresar a sus obligaciones.
Cuando se presentó, el Presidente de los Estados Unidos seguía las operaciones que llevarían a esta gran nación a figurar como la pionera de los viajes espaciotemporales en las páginas de la Historia. Bueno, se trataba de un discurso muchas veces ensayado, y el asunto se podría torcer. El Presidente de los Estados Unidos cruzó los dedos, detrás de la cámara, y el crononauta, tras ponerse el traje, examinar la nave, entrar y encender el panel inalámbrico (único en fabricación) se tiró un pedo y eructó. También podían salir las cosas mal.
Por fin, el ordenador calculó la distancia necesaria para el viaje por el portal. El portal se abrió con un túnel oscuro, con la circunferencia dimensional brillante. La esfera se elevó. Giró millones de veces, y el túnel lo enguyó a una velocidad pasmosa como una aspiradora de enorme potencia.
La esfera había desaparecido. En la pantalla se podía observar como la esfera llegaba a la otra punta y, finalmente, desaparecía. Transcurrieron unos segundos de incertidumbre. El Presidente de los Estados Unidos empezó a sudar. Había perdido a un patriota.
Poco después se dibujó la esfera en la otra punta de la imagen de vectores, y regresó a la posición inicial. La esfera salió del portal. La escarcha ocultaba todo el armazón metálico. Luego, la puerta se abrió por su cuenta.
Un papel salió volando de la cabina. "Estoy en el Paraíso", estaba escrito. El crononauta no sabía hasta qué punto. El Presidente de los Estados Unidos decidió planear un funeral para evitar rumores sobre su desaparición. No sabía hasta qué punto se equivocaba. El crononauta fue homenajeado como un héroe y un patriota.
Su novia no sabía hasta qué punto se había equivocado. Sin embargo, el experimento fue un éxito. Y ése punto lo conocían muy bien los físicos e ingenieros del proyecto.

sábado, 11 de junio de 2011

Se alquila Eternidad

Arturo estuvo tentado muchas veces de incorporarse como cliente de DobleTiempoDe Vida S. L. Con sus noventa años, se sentía bastante achacoso. Había llegado una vida que no estaba mal. Conoció a su mujer, hasta que el deceso la separó de él. Cierto que tuvo muchos nietos, pero estos ya habían crecido, formando sus familias, y apenas visitaban al abuelo, que vivía cada momento de manera anodina.
Arturo no había roto un plato en su vida, pero con trabajo y un exceso de voluntad, lo había conseguido casi todo. La oferta de DTDV S. L. era tentadora. En realidad, vivía en una casa grande, con avances tecnológicos interesantes, y ya se ocupaba el ordenador de servirle la dieta necesaria para su edad. Una dieta sana, claro.
Pero se sentía solo. Muchos ancianos habían decidido seguir una vida que pasara inadvertida para la sociedad, hasta el punto que la sociedad ignoraba que existían, pero que, mientras cobraran la pensión, nadie se quejaría de los recortes porque el material para nuevos aportes tecnológicos escaseaba. Ya no era posible reciclar más.
Por ejemplo: si una botella se reciclaba millones de veces, el mismo material sufría su propio desgaste atómico. Arturo y los demás abuelos pensaban que se trataba de una patraña. Lo más curioso era que por mucho que el futuro fuera limpio y agradable, las naves no habían conseguido surcar el espacio. En realidad, se dijo a sí mismo, la Humanidad era un numeroso grupo de zoquetes.
Arturo cenó su ensalada y su yogur de frutas, con un bloque de píldoras vitamínicas, y volvió a pensar en DobleTiempoDeVida S. L. Podía meditarlo, después de todo, los anuncios presentaban a mujeres y hombres de edad avanzada remozados como vehículos nuevos y tuneados. Eran deportivos que antes fueron antiguallas de principios del siglo XX. Ford T transformados en Ferraris o Alfa Romeos. Y, además, encantadora y sexualmente hermosos.
Arturo, en voz alta:
-Lo consultaré mañana, ordenador-dijo, y se durmió entre mantas calientes y tibias.
Cuando, al día siguiente, llegó a DTDV S. L. le mostraron todas las ventajas. No habría dolor, y si un cambio a nivel celular, con plasma sanguíneo de células madre y patrones de antienvejecimiento. Incluso podía elegir la edad (máximo 18 años, mínimo entre 25 y 30 años) sin efectos secundarios. Arturo comentó que era pensionista, y si su confirmación, tras someterse al tratamiento, impediría cobrar la pensión.
-Nada de eso-dijo el consultor-. Nada cambiará, puesto que modificamos el ritmo del cuerpo, no la experiencia del, digamos, espíritu.
A Arturo le gustó eso. Y accedió.
Un mes después, empezaron a escucharse noticias en el vecindario de la Urbanización, de un libertino que utilizaba su casa como picadero. Un joven tremendo e inconsciente. Sospechaban quien era. Por esta vez, Arturo empezó, con su nuevo aspecto, a romper platos y sentimientos. Y por el tratamiento de doscientos euros, se sintió el tipo más feliz del mundo.
Cuando llegó la Policía de Control, por los inmorales delitos, Arturo se encontraba en una isla, rodeado de un calor que había esperado largamente. La Policía de Control, desistió, y DobleTiempoDeVida, S. L. se negó a dar molestas explicaciones.

lunes, 16 de mayo de 2011

Terremotos

Se creó un programa para evitar catástrofes naturales. El programa deducía gracias a cálculos matemáticos, donde tendría lugar el próximo movimiento de la placas tectónicas. Eso ayudó a evacuar ciudades, incluso países; pero no se había conseguido frenar la catástrofe. De manera que crearon unos robots inteligentes que, en el interior de las placas, desviaban el movimiento, y eliminaban los tsunamis y terremotos. Pero había un defecto, si los robots, en forma de horquillas, se averiaban, automáticamente, se convertían en accidentes. De ahí que, en el año 5123, se elimaran, y se volvieran a pensar en nuevas soluciones. Pero, por esa época, la Tierra se había convertido en un planeta muy inestable, hasta el punto que no era seguro. Y el material para las cosmonaves, estaba agotado, porque se tuvo que reutilizar de los desperdicios de satélites (pues se limpió parte de la basura que rotaba alrededor del planeta) y de las chatarras de los vehículos, para fundirlos, pues los compraron los Gobiernos, para sacar partido de una crisis cruel y caníbal. Pero sólo pudieron construirse unas seis meganaves, para un total de 925.000.000.000.000 millones de personas. Y quedaban personas. La Tierra empezó a colapsarse, hasta que no quedó más remedio que abandonar. Hubo terremotos, volcanes en erupción, tsunamis hasta en Europa (España quedó reducida a la nada, bajo el avance de las aguas, y luego, Europa y Asia), la atmósfera se tornó irrespirable. Y murieron muchas personas. El estudio del ordenador no sirvió de nada; pero se dieron cuenta de que, las matemáticas, por muy precisas que sean, no pueden evitar el sufrimiento de la especie por la pérdida de sus congéneres. El ordenador era Shakespeare. Seguro.

viernes, 6 de mayo de 2011

Sangre y circuitos

No recuerdo nada de mi vida anterior, pero escucho los servomotores de mis brazos, y como un líquido, ligeramente espeso, pero aceitoso, circula por mi cuerpo. También el molesto glu glu que revienta en mis oídos y me marea, y mi corazón, funcionando frenético y yo, sin apenas recibir o sentir sudor. Tampoco siento mi cráneo. Es decir, lo siento, pero con una sensación algo extraña. Por una parte es mi cráneo, pero es más que un cráneo. Del cabello, ni hablamos. No existe. Lo han eliminado, pero noto el frescor de la calefacción rozando una parte extensa de mi coronilla. Sé que estoy solo, y que mi trato es como un electrodoméstico de los caros. Mi resurrección debe de costar mucho dinero, con la diferencia de que ya no soy lo que era. Lo más seguro es que sea un experimento o una prueba. Mis ojos ven. No hay pantalla digital, o alguna nanocámara instalada, con un tarjeta de memoria en el interior de mi cráneo. Eso significa que no soy, del todo, un ciborg, o un androide. Soy una especie de Prometeo, unido a una serie de cables que salen de todas las partes de mi cuerpo. Una cosa es cierta. Soy, pero no sé nada de mi pasado. Es posible que mi futuro consista en ignorar un pasado que no recuerdo. Es posible que no sea nada, y sólo signifique algo para los ingenieros dementes que me han devuelto a una existencia vacía que, para mí, no significa nada.

jueves, 16 de diciembre de 2010

W.A.RMichael


Me crearon a partir de un programa avanzado de IA. Por otra parte, mi cuerpo contiene extremidades autónomas, y puedo pasar por humano. Sin embargo, yo me hago muchas veces esa pregunta: ¿soy humano? El odio de los blandos, como les llamamos nosotros, aumentó hace unas semanas, porque un modelo, semejante a mí, pero con otro rostro, violó con dureza a una humana. Ella creía que era un blando, como ella, y resultó que era demasiado pesado, y la agarró con muy poca delicadeza. Según los últimos informes, la víctima de la violación, "creía" que era "humano". Hasta que punto un androide W.A.RMichael, como yo, o cualquier otro W.A.R (Weapon Army Recruit, Arma Recluta del Ejército) es capaz de tener, en el cerebro positrónico, la necesidad y el deseo de otro cuerpo, no es que me llene de alegría. Es, en todo caso, un paso más hacia nuestra autonomía, o libertad. Lo W.A.R fuimos creados como soldados de reemplazo, durante los pequeños enfrentamientos entre facciones del Golfo y contra el terrorismo. ¿La razón? El Presidente lo dejó bien claro: reemplazábamos a los soldados en peligro, o caídos. Podían destruirnos, pero no asesinarnos. Pasamos por humanos, sangramos un aceite rojo, con mezcla nuclear, que asemeja la sangre, pero que es letal, por su alto componente radiactivo. Si nos destruían, el líquido, en contacto con el cuerpo humano provocaba una muerte cancerígena segura.

Esto no es todo: si nos sustituían, enviaban refuerzos humanos, lo cual es aún más absurdo y fuera de lugar, cuando las órdenes proceden del Imperio Norteamericano. Hasta hace cinco o seis años, el Senado sacó a votación que merecíamos una oportunidad para convivir con el Medio. El Medio, son los blandos. De hecho, ganamos las pequeñas guerrillas; pero la guerra mayor, consistía en nuestra integración en la sociedad. Un duro golpe para los blandos, que veían amenazadas su integridad. Algo semejante a unos dioses caprichosos: primero te crean, y después te hacen una zancadilla para echarte del Paraíso. El Medio no lo vio bien. Para ellos se trataba de una idea descabellada. Razones de peso no les faltaban: miedo y horror por ambas partes. Pero el miedo a lo desconocido, es el horror de la ignorancia. Nos habían utilizado, y ahora nos rechazaban.

Lo de la violación fue quizás la gota que colmó el vaso y provocó que el agua abandonara su envase. No lo esperábamos, pero ocurrió. Hubo enfrentamientos y exterminios. Nos destruyeron a muchos de nosotros. Nos ocultamos, y no sirvió de nada. Luchábamos y nos anulaban. Y, sin embargo, los culpables, es posible, que fueran los blandos. No lo admitían. Simplemente, la excusa perfecta para actuar.

Pero no nos habían destruido a todos. Quedábamos unos pocos, y aprendimos a repararnos. Los blandos no contaban con esto. Por eso, me pregunto: ¿soy humano? Es posible, pero nuestra sangre es letal. Están creando modelos W.A.R más avanzados. Los reclutamos. No se niegan; pero ellos saben que somos la Primera Generación. Vendrán otros, y es posible que logren integrarse. ¿Hasta qué punto? Lo ignoramos. Si hubo delitos, la autoridades los ocultan. Las denuncias no llegan, pero permanecemos en la sombra.

Es posible que yo no sea humano, pero sí mi manera de razonar y pensar. Me llamo Michael, ¿quieres ser mi amigo?

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Cibermemoria


Nunca me lo he preguntado. Lo cierto es que no le di la importancia que refería, como si el hecho de tener importancia, fuera un problema o algo peor. Sólo soy un mensajero. Un chip, introducido con un gel especial en el interior de mi cráneo, unido a una sonda de litio y coltán, además de algunas variaciones quirúrgicas en mis brazos (uno de ellos los perdí en un enfrentamiento entre corporaciones (sólo soy el mensajero), me llevó a repararme. Si no fuera por el gel de células madre, mi brazo cibernético se vería poco natural, con cables, émbolos y tubos de presión, así como propulsores y con el diseño, para poder doblarlo, semejante a la tensión para las ruedas del vehículo, y amortiguadores y, como no, con varias memorias incorporadas a mis nervios y costillas para el intercambio de órdenes, puedo pasar como un ser humano. Un humano que, en principio, ha dejado de serlo.

Mi empleo consiste en transmitir archivos y, con un poco de suerte, sacarme una comisión. Eso sí, con riesgo de muerte. A las corporaciones no les gustan los mensajeros, porque estos trabajan para empresarios menores. Teniendo en cuenta que, para el tipo que trabajo, sólo soy un producto. Y, sí, me alimento como todo el mundo, y necesito mi ración de energía y calorías. La comisión me la llevo, pero la CorpCop siempre está ojo avizor, para ver si me pillan. Siempre fracasan.

Además, he de entregarlo en tiempo récord. Lo que significa que tengo que ser muy rápido. Y, como mensajero, no porto armas. Soy un mensajero. Estoy cerca de la casa. No es un desastre. Me basta con conectarme al servidor, y salir pitando. Digo que no es un desastre porque es bastante limpia y elegante para estar edificada en un suburbio ghetto del tipo Z. Así que mi jefe debe de dar su confianza con sabiduría. Me basta con extraer un puerto usb, y conectarlo a mi brazo meca. ¡Qué alivio! Siento un ligero cosquilleo y como mi cibermemoria descarga los datos jpg, txt, doc, etc... Pero la CorpCop se acerca. No pienso perder todo el cuerpo. Lo siguiente sugnificaría la eternidad y la esclavitud.

Desconecto. Me cubro la cabeza con una visera. Ha empezado a llover. Cuando me largo, dejo una pista falsa de mi rastro. La CorpCop estará ocupada generando un perfil virtual de mi persona. Pero siempre ignorarán un dato: en cada ocasión que descargo la información, me siento más humano, y menos ciber. Recibo el mensaje de mi comisión. No está mal, una cifra de siete ceros. Mi jefe se habrá llevado más. Yo sólo recibo la décima parte.

Sólo soy el mensajero.

Encuentro una Biblioteca clandestina. Es el único sitio al que la CorpCop no mete las narices. Ahora estoy pensando que hacer con mi dinero.