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lunes, 11 de marzo de 2013

Un testamento original

Lo dictó ante notario. Prefirió dejarlo manuscrito porque no se fiaba del soporte electrónico. Luego, ordenó que, antes de su muerte, lo guardaran en una caja de madera, que él mismo había diseñado. Sus amigos no sabían que pensar y le dejaron hacer. Cuando falleció,  y cuando llegó el momento de leer el testamento, en realidad no se trataba de un documento legal, sino que se trataba de un ensayo científico. Hasta la familia quedó estupefacta. Se trataba de una nueva broma del finado. Les había tomado el pelo desde el principio. Curiosamente, el testamento o ensayo, de más de seiscientas páginas, trataba sobre la inmortalidad. Una broma muy aguda, pensaron. Actualmente se halla expuesto en un museo.

jueves, 18 de marzo de 2010

Cada vez...

Cada vez que pienso en ella, creo que la pierdo. Mi hermetismo es demasiado radical. Pero de la soledad no me salva nadie. Sólo sé su nombre, y nada más. En fin, que podía heber hecho algo, pero me fue imposible por mi aislamiento, y porque procuro ser una presa difícil. Sin embargo, continuo esperando, hasta que su visión me ciegue o acabe conmigo. Pero, desde luego, es posible que sea una chica de las que aparecen con el Sol y ya no se va más, después del eclipse.

martes, 16 de febrero de 2010

El Barco Se Hunde 3: Rescatado, o casi

Aquí estoy, esperando. Mis ropas están rotas y consumidas. Escucho el vibrar de las hélices de un medicóptero. La noche se echa encima, y atisbo los focos. Poco después, es cuestión de segundos. Desciende una suerte de astronauta, de rojo y amarillo; y me dice: ¡Ahora no es el momento, vendremos dentro de DIEZ años!-¡Hay que j...!-exclamo. Y el payaso de rojo y amarillo me abandona, porque mis índices de popularidad han descendido.

miércoles, 10 de febrero de 2010

El Barco se hunde 2: Desde hace ochenta años

Sí. Lleva ochenta años haciendo aguas. Desde que permanezco sentado, aún no ha tocado fondo. Y eso que, de alguna manera, se partió por la mitad, y todos se ahogaron, y yo sobreviví. Estoy sentado en la otra mitad; la mitad que no va para el fondo, que permanece como una estatua o escultura griega, medio anegada por las aguas. Y aún no ha pasado un guardacostas, o algún helicóptero con intención de rescatarme. Sólo me queda esperar. Gasté las últimas municiones de esperanza. Y esta parte, entre que flota y se hunde, no prodigará buenas nuevas.

viernes, 5 de febrero de 2010

El barco se hunde

El barco se está hundiendo. Nos arrastra a todos con él. Tira con fuerza hacia abajo, y la atracción de la gravedad hace el resto. El barco. Se hunde. No hay escapatoria posible. Aprovecho para agenciarme un flotador, que me empuja por la inercia, y por el aire, hacia la superficie. Me quedo solo, mientras el armazón de la nave desaparece en el agua, y lo engulle con un torbellino. Todo ocurrió durante la noche. Al día siguiente me rescatan. Pero en mi mente aún estoy bajo el mar (que, desde luego, no es nada romántico) con mis compañeros, los extraños, y los cadáveres hinchados de los desconocidos.