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domingo, 9 de enero de 2011

Identidades

Superman o Clark, escaqueándose, como siempre
No he escrito el título a boleo. En este caso, me refiero a porqué a Clark Kent no le despiden cuando se busca excusas tan tontas como que, tengo que ir al servicio, o ya voy de camino a París, o desaparece, delante de su jefe, Perry White, que se queda a verlas venir cuando hace lo que Batman. O cuando se tira por el ventano del edificio del Daily Planet, y en dos segundos ha cambiado su atuendo, por la capa y el pijama azul y rojo. ¿Acaso no le ha visto nadie cambiarse? Es decir, un tipo que casi no se oculta, porque siempre es el mismo, Superman, y nadie se da cuenta de que Clark existe. Hasta cierto punto, en las películas han tratado de ingenuo al espectador. Vale que se cambie en una cabina. Ahora nadie lo hace si no es para echar un polvo, y de los rapiditos; o, por ejemplo, que mientras corre, el traje desaparece por arte de magia, y aparece el uniforme rojo y azul. Claro, dirán, es Superman. Ya, pero busca salidas que transcienden la lógica, y las excusas son tan absurdas como los koan zen para alcanzar la Iluminación, que no es precisamente un genio; pero lo admitimos. Sí, ya, los estudiosos dirán que se le admiten al kryptoniano, porque es Superman. Pues de Batman no dicen lo mismo. Puede faltar al despacho porque es millonario. Pero Superman está al borde del despido. Y ni Perry White parece darse cuenta. Y los de arriba deben de hacer la vista gorda, porque el héroe es eso, un héroe. Por suerte, Superman no es como Beowulf, pero Beowulf cumplía con su trabajo-licenciado en heroísmo profesional- y no le servían las excusas. Pensadlo bien.

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