Llevar un portapapeles, una libreta, o un cuaderno puede ser la diferencia entre escribir o no hacer nada. Siempre hay que ser previsor. Es tan importante escribir todos los días, como no dejar de hacerlo. Las pausas son bienvenidas. Además se aprende de uno mismo.
Las anotaciones tienen una ventaja: pueden ser pobres o ricas. No importa. Cada anotación describe una parte de ti mismo. Nunca se sabe cuando las puedes necesitar. Es posible que, al principio no te atrevas a anotar tus pensamientos. Tampoco es grave. Puedes anotar todo lo que desees. Hay espacio para todo. Incluso es posible anotar frases o párrafos de otros autores, para que el corpus de tus anotaciones siga creciendo. Basta sólo por intentarlo.
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