Por muchas líneas que yo escriba, procuro no ser demasiado pesado. La repetición es molesta. Hay que ser conciso. Es decir, ni mucho ni demasiado, si lo que te gusta, o aprecias mejor, la sencillez. Si utilizas la repetición, solo lograrás cansar al lector, y cansarte tú.
Como ejemplo, a no ser que estés escribiendo una novela de digresiones procura ser conciso. Y la concisión viene seguida de la precisión. Todo, o casi todo lo que escribas, ha de ser preciso. No, si se trata de anotaciones. Ahí eres libre de hacer lo que desees. Cada uno es dueño de su lenguaje, y decide por sí mismo cómo, cuándo, dónde y por qué quiere expresarse.
Recuerda que en las anotaciones, eres libre de tomar apuntes de la realidad, recuerdos, memoria y pensamientos. Puedes extenderte sin orden ni concierto (porque no eres Leonardo Da Vinci, nuestro precursor de los cuadernos de notas), y que puedes extender y ampliar, una nota, por varios días, sobre el mismo tema. Al final, no necesitarás consultarla, porque en esos cuatro días, has profundizado sobre el escrito.
Recuerda que el cuaderno de notas es para consultar. Incluso puedes crear varios cuadernos de notas en Word, en los archivos de Word, o por manuscrito. Ambos son válidos. En cuanto al relato o cuento: concisión, precisión y sencillez. Y no se te olvide lo más importante: en tu escritura, tú decides.
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