Es muy fácil poner la excusa de que no se puede escribir porque no se está inspirado por las Musas. Es una excusa ridícula y absurda. Cuenta más escribir para tratar de liberar el potencial que guardamos que un millón de Musas. La Inspiración es pasajera. Yo no confiaría mi labor a las Musas porque eso significaría que dependo de mis estados de ánimo.
Las Musas pueden echarte una mano; pero si te echan el cuerpo, yo lo veo como un abuso. Basta leer a los grandes escritores para darse cuenta que muchos de ellos no necesitaban a las Musas ( si no contamos a Virgilio y a Homero, con su Oh Diosas, inspirádme...) y que tenían mucho trabajo por delante, a pesar de la escasez de medios. Por eso creo que, a la hora de escribir, prefiero tener una buena idea, y desarrollar la historia (si sale, bien; si no sale, también) y, desde luego, un consejo que nunca falla: disfruta escribiendo.
No hay más misterio.
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