Ya estamos en octubre, pero prefiero no vaticinar nada. Por otra parte, no soy profeta, y no me interesa como transcurrirá el futuro, sino desde el presente. Porque el presente es el que se ocupa de perfilar el futuro.
Ahora toca la semana del Veranillo de San Miguel, hasta que llegue el frío y la lluvia, de nuevo. Sólo espero continuar escribiendo al ritmo que pueda, y cada día, la entrada del momento. También, que ha empezado la manía soberanista de hacer de su capa un sayo, cuando las cosas no pintan bien. España, a punto de ebullición, por culpa de estos oportunistas (Mas y Urkullu) que no hacen otra cosa que poner sal en la herida, para que duela aún más. Además, seguramente, no ignoran que la división debilita al país.
En el fondo, en lo más profundo, saben que son unos piratas, dispuestos al abordaje, hasta tal punto, que no es un abordaje, sino un motín. Tarde o temprano, ese motín irá en su contra, por lo menos, hasta que los cerdos tomen forma humana, claro.
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