Todo el mundo sabe que los alienígenas no vienen de Krypton; que un multimillonario, por mucho que se hayan cargado su infancia, no se viste de murciélago para hacer justicia por su cuenta, sólo porque le han dejado huérfano de padre y madre. Que un alienígena no tiene forma humana, sino que la imita, y que carece de superpoderes (tiene otros) como volar y superfuerza y más.
Por mucho que la ciencia anhele que el ser humano obtenga esas características, los héroes se han basado en premisas antiguas, desde que el mundo es mundo, y se han basado en personas reales que, en su momento, acometieron hazañas increíbles, y se transformaron en mitos. Nos alimentamos de mitos, y para eso, tenemos a la palabra y las artes.
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