Se ha de seguir escribiendo, aunque nada quede por contar. Pero eso es posible, porque siempre se continuará escribiendo. El recorrido de la pluma en el papel, o de las palabras en el procesador de textos. Pero he encontrado un ensayo inspirador: Cómo no escribir una novela de Mark Mittelmark. En realidad es una obra sobre cómo se ha de escribir correctamente, con los errores comunes, y para darle agilidad a la escritura. Es un sencillo manual de casi cuatrocientas páginas, en donde se desvelan los entresijos de la escritura, y para no aburrir al lector.
Por otra parte, la agilidad en que está escrito, nos familiariza con el detalle a la hora de redactar el texto. Los obstáculos con los que nos encontramos, de tal manera que, en muchos casos, nos quedamos bloqueados. Incluso hay consejos para evitarlo. Y uno muy útil: aquello que te gusta leer y lo escribes, no ha de gustarle al lector. Siempre Mittelmark, viendo al lector como un ente autónomo y que piensa por sí mismo.
Gracias al autor, con consultar algún que otro apartado, se ofrece la capacidad de mejorar la escritura, hasta tal punto, que es necesario admitir que estos manuales son de ayuda.
De hecho, yo lo leo como consulta, y te da un subidón con la mejora convenida. No es un libro muy brillante, puesto que cuenta y alecciona como todos los manuales de escritura, pero si muestra más agilidad, a la hora de consultarlo, y ponerse manos a la obra. Después de todo, la meta consiste en llegar a escribir la novela que se queda rezagada.
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