Hace un par de día emitieron la versión de Steven Spielberg de La Guerra de los Mundos que, al principio, no me pareció interesante. Y lo más curioso, es que apenas salían imágenes de índole cultural. Por ejemplo, en la secuencia en la que Tom Cruise y parte de su familia en la ficción, llegan a su casa, huyendo de los marcianos, y se ve una biblioteca muy pequeña, personal, y revistas, pero nada más. Eso sí, descienden al sótano, y en una de las secciones del mismo (menudo pedazo de sótano) se encuentra un gimnasio con máquinas y bicicletas estáticas y hasta pesas, con todo el equipamiento. Como si tuviéramos que estar en forma para derrotar a unos invasores que se hallaban destruyendo a diestro y siniestro.
Apenas se tiene en cuenta en la versión de Spielberg, que el ser humano tiene la obligación de defender la cultura. Y, encima, esta es destruida por los propios invasores, que guardaban sus armas bajo tierra, desde hace millones de años. Y, entonces, viene lo bueno: mueren por las bacterias. La última frase que dice está recogida en la novela de H G Wells. Es lo único que se parece a la novela. Lo demás una versión libre del cine de catástrofes, y que los invasores sean mitad grises deformes, mitad insectos.
Pero de las bibliotecas, ni un sencillo homenaje. Las destruyeron los invasores.
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