El año a un día de finalizar, y se descubren más cosas. Un año que se verá reflejado en el otro, en el siguiente. Hora de que suenen las campanas, y que el mundo, en todo su esplendor, quizás no se merezca tal maltrato. Pero como queda un día, me toca esperar. Nos toca esperar.
Estos campanazos que se están oyendo, son los de un mundo que ha perdido el norte, y que dejan cadáveres por el camino. Es decir, que, en ciertos momentos, la cuestión no es tan edénica. Campanazos en donde algunas personas pierden la vida cuando no merecen tal final.
Campanazos a los enemigos, esos campanazos en donde, por curiosidad, la situación es grave. Es posible que los campanazos provoquen dolor de cabeza. Un campanazo con otro, y nuevo dolor de cabeza. La fiebre no tardará en llegar.
Por cierto, la Isla del Hierro en las Islas Canarias, emerge un poco más del mar. Por fallas volcánicas. Un campanazo que es un aviso y una alarma. ¡Menudo campanazo!
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