El mundo parece que se está arreglando un poco. La Justicia es posible que sea casi invisible, pero el despido fulminante del Secretario Regional de UGT Andalucía, no podía venir en mejor momento. La cuestión consiste en que borró unos ficheros (él no, posiblemente, pero algún becario, sí); pero el futuro de la UGT está pasando por una crisis de estos juerguistas que, de una manera u otra, se dedican a comilonas y fiestas con las subvenciones de los contribuyentes, y dejan que aumente el paro en Al-Andalus. No es de extrañar, teniendo en cuenta que las generaciones futuras andaluzas no encontrarán trabajo en el futuro, y que UGT ni se molesta. No representan a los trabajadores, sino que se representan a ellos mismos. Los trabajadores no cuentan. Por eso, el despido fulminante del bocas al que despidieron, me sabe a poco.
Vivimos en un país en la que la corrupción no se castiga. De ahí que se dedique la casta política, de casi todos los partidos, a robar de la hucha, y eso es inaceptable. El ejemplo es negativo, porque los futuros ciudadanos se darán cuenta de que la justicia no existe, y que es necesario, sobre todo, tomar el camino adecuado. Pero se harán políticos, para tomar el retorcido.
En un país en donde el delito mayor de hurto, no sufre castigo, debería avergonzarnos los corruptos, con sus copitas institucionales. Que devuelvan lo que se han llevado.
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