He leído un artículo de nueve páginas sobre Juan Ramón Rybeiro. No fue un gran escritor, según él, porque pensaba que sólo llegaría a ser un "escritor fracasado"; y esto lo ilustra incluso en sus Diarios. Equivale, en cierta manera, a que escribir un Journal, no era para él, del todo completo. Su fracaso es como el de Beckett, un fracaso como escritor.
Sin embargo, yo no estoy de acuerdo. Un diario prepara al escritor. Otro asunto es que desee escribirlo para publicarlo. Es posible que Rybeiro se sintiera un escritor mediocre; pero los diarios que escribió a lo largo de su vida, le servía de material para otras obras: ensayos, novelas, composiciones líricas.
Rybeiro escribía su diario para combatir su soledad, y admitía que, quien escribe diarios es, en lo más profundo, un cobarde, no de hecho, sino de palabra. Huelga decir que, con todo, sigo sin estar de común acuerdo con el escritor. Rendir cuentas o ajustarlas, no es lo mismo; pero se ajustan cuentas en los diarios, para encontrar una verdad o verdades que se nos escapan.
El escritor se rinde al no sentirse un escritor completo, o quizás no un escritor de raza. Pero, por esta clave, no deja de ser un escritor. El escritor fragmenta su vida en el diario, y asume su condición, quizás a regañadientes.
Por lo menos, yo, al leer, he encontrado. Se lee para escribir, y también para mejorar como persona.
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