No lo es, desde luego. Pero es un día en que no se me ocurre nada. El Día Nada. Una Nada que atrapa y se alimenta de la falta de imaginación, y la transforma en estéril. Nad que escribir, o nada que decir, porque ya se ha dicho todo. No queda, por supuesto, ni la más breve huella de la acción de escribir. Las hoja se quedan en blanco, y la escritura se oculta como un caracol, o un erizo, cuando se dobla, y muestra las púas.
No es un día cualquiera, porque es un día estéril. Es probable que escriba algo, y ya lo estoy haciendo. Ciertamente, por la mañana, depende de la inspiración, o de la idea; pero la idea suele ser infiel, y, por lo visto, la infidelidad es, sobre todo, de la idea. A otro le estará ayudando.
De todas maneras, aquí estoy escribiendo dos veces. Aquí, y en otro dietario. Pero aquí, informo; y, sin embargo, esta entrada debería quedarse en blanco, o vacía.
Pero escribir es una necesidad, y no me sentiría mejor, si no lo hago.
No hay comentarios:
Publicar un comentario