Máquinas

Existen dos tipos de, por decirlo así, de especies humanas, en la propia especie, junto con un tercero. Se trata de los tecnócratas maquinófilos y el segundo grupo, en donde, por supuesto, no odian a las máquinas, pero no les parecen inventos fabulosos. Ciertamente, al tercer grupo le da igual, puesto que ni odian a las máquinas, ni le interesan demasiado.

El segundo grupo, los maquinófobos, las odian porque sólo aportan desgracias, y con razón, porque, de alguna manera, las propias máquinas sirven tanto para ayudar, como para destruir. Por suerte, hay máquinas en las fábricas que procesan alimentos, y que logran que, en el mundo civilizado, la población compre o consuma esos alimentos sin peligro alguno. Pero es una guerra que no termina. Los Maquinófobos, por una parte, no están satisfechos con una civilización procesadora, porque creen hacer perdido el contacto con la naturaleza. Sin embargo, ellos no saben apañárselas, desde luego.

Sólo unos pocos que se pueden permitir sobrevivir, son capaces de comprender la naturaleza para que les aporten beneficios. Pero hay pocos aventureros que hayan llegado a viejos en este mundo.