No se trataba de una de sus actrices favoritas. Menos daba una piedra. Se habían citado durante el estreno para ver la película. Pero, ni por esas, la actriz, durante la interpretación le sorprendió.
En cambio, su pareja, se encontraba entusiasmada. Encantada de haberse conocido y disfrutaba con la cinta. Ignoró sus pretensiones de caricias, o algún intento de abrazo. Ella le amonestó:
-Déjame, no ves que estoy viendo la película.
La frustración fue en aumento. Él aprovechó para, en este caso, concentrarse en la actriz. Por lo menos, era más atractiva que su pareja. Para eso, había razones de sobra. Pasó las dos horas siguiendo a la actriz, apreciando sus gestos, sus ojos y sus maneras. Un modo de ser infiel en dónde el único testigo era él como espectador, y los demás no contaban.
Al terminar la película se sintió desolado. Esperó el final de los títulos de crédito mientras su pareja lo había olvidado. Al salir del cine, ella le esperaba:
-¿Qué hacías dentro? Has tardado mucho.-Nada.
Y ella le cogió del brazo.
-No quería ser tan brusca.
-Yo, tampoco.
-¿Te ha gustado la película?
-mmm... sí.
Con esta respuesta ya tenía tema para parte de la noche. No olvidaba el acuerdo secreto entre la actriz, aquella tarde en el cine, en la pantalla grande. Así son los sueños.
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