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jueves, 12 de abril de 2012

En compañía

Se presentó ante ella como Ángel. Pertenecía a la brigada del ejército celestial, pero era un Ángel de la Guarda, en misión especial. Hasta ahora había permanecido invisible a su vista, por el mero hecho de que su vida no corría peligro. Esta vez, el asunto iba en serio: la vida de su protegida. Desde las instancias superiores, por encima de la Jerarquía Celestial, las órdenes fueron precisas: defender y proteger a la mujer. ¿Por qué a ella? Al parecer, valía más muerta que viva, pero si vivía era un peligro para los planos inferiores, muy semejante a un veneno letal. Cuando se presentó ante ella, el Ángel Guardián, ella no daba crédito. Pero su Guaradián estaba cayendo, y se vio en la tesitura de perder las alas y humanizarse, al darse cuenta de que el Destino había decidido por ambos. En esto, el Jefe nada tenía que decir. En la Autopista hacia el Cielo hay muchos autoestopistas: la mitad son ángeles.

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