David El mejoró durante los entrenamientos. Se utilizaban bots brutales y, a diario, el mestizo destrozaba una veintena de máquinas que se autoreparaban. David El entrenaba con concentración y ferocidad. El líquido ambarino le hacía olvidar por la mañana. No sabía quién era y sí por qué luchaba: por el Gran Itzaak.
Había mucha información sobre el Gran Itzaak. Tirano, pirata, asesino, intrigante y corrupto en la Corte de Mundo Circo, conspirador, y cruel con sus amantes...; ninguna, desde luego, se correspondía con la realidad. Pero el Gran Itzaak inspiraba miedo, excepto a David El. Trataban a él, al Mestizo, con deferencia, y Axis Dalraune le solía poner al corriente.
-Lo recordarás esta noche, todo aquello que te digo y que olvidarás al amanecer: El Gran Itzaak es tu benefactor, y quieres que luches por tu libertad. Para él, el dinero es lo de menos. Muchos han sido liberados fingiendo muertes honrosas. El Gran Itzaak es el antiguo soberano de éste mundo, derrocado por los afeminados deseos de la Corte. Comprar luchadores es su manera de vengarse. Pero, como buen negociante, pierde dinero por una parte, y lo gana por la otra. Dentro de un tiempo, no será necesario que pruebes el agua turbia del olvido.
Y David El comprendió estas palabras y entrenó con más ahínco.
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