Al entrar en el almacén, dos agentes de trajes caros penetraron sin violencia en la estancia. Era un almacén inmenso. Su misión consistía en llevarse a un inconsciente Strike! a laboratorio, para llevar a cabo una serie de pruebas y experimentos inhumanos.
Las pruebas serían supervisadas por un equipo de científicos muy preparados que habían hecho voto de silencio. Hablar, desgranar lo que sucedía en el Área 51 era como llamar a la muerte, e invitarla a sus casas. En realidad, las pruebas no eran del otro mundo. Desde el año 1945 los laboratorios habían evolucionado. Había mayor calidad de equipo sutura, de operaciones y biopsia. Porque se trataba de un estudio con el espécimen vivo. El sufrimiento les daba igual. Importaba más el resultado.
Pero, al intentar abrir a Strike! se llevaron una sorpresa: el bísturí no atravesaba la piel.
-¡Esto es imposible!-gritó un cirujano-¡Seguro que es un alien corriente y moliente!
-No hay aliens corrientes y molientes, Doctor Kreuge.
-Pues a mí me parece un kryptoniano nada corriente y moliente-dijo el ayudante.
-Ya se pusieron nerviosos los Grises cuando le transportamos aquí-dijo el Agente, subrayando "nerviosos" con un gesto teatral.
-Trae el bisturí de kryptonita, ¡rápido!
-Sí, Doctor Kreuge-accedió, sumiso, el ayudante.
El Doctor Kreuge tanteó por dónde debía cortar, aplicando los dedos en las zonas blandas, que eran duras y resistentes. Una sonrisa de bestia se le dibujó en la cara.
-El organismo kryptoniano es diferente del humano. Hay más órganos y algunos de los que desconocemos sus funciones. Cuando vean los órganos, maravíllense de la Creación.
Justo cuando ya cortaba el Doctor Kreuge, Strike recuperó el sentido de golpe.
-¡¡Duele!!-exclamó. Y empujó al Doctor Kreuge contra la pared. Al ayudante le retorció el pescuezo, y a los agentes los tostó con sus rayos oculares caloríficos.
Luego, agarró la manta, y, desnudo, buscó alguna salida, rompiendo las paredes frías de acero. No sabía dónde se encontraba, pero, su primer impulso fue salir.
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