Es increíble lo que puede dar de sí esta pila de cuadernos. Porque puede dar mucho. Pero, en la imagen, se encuentran sin estrenar, preparados para emborronar sus páginas, para las notas que se ocuparán de nuestros pensamientos.
O de dibujos, o de un poco de todo. Porque un cuaderno hay que escogerlo, es un buen acompañante, siempre dispuesto a las influencias, y, sin duda, a la conexión de su dueño con la escritura.
El cuadernos siempre te acompaña. No importa si son lisos, a rayas o cuadriculados. Entre los lomos hay historias y teorías que difundir, o secretos y tristezas que ocultar, o unos días de solo y otros de lluvias.
Por suerte, ya no me compro. Sencillamente, los fabrico artesanalmente, en mi Hyeronymuscueva; pero no son como los de la imagen, sino más sencillos y primitivos: folio y cartulina.
Hay tiempo para todo. Nada sobra, porque, al crearlos para mi uso, logro una comunicación más libre, y sé que las notas, las leeré yo. Y que me servirán en algún momento. Luego, están las notas o apuntes que no sirven de nada, pero que servirán en el futuro.
Y el futuro siempre es presente. Y no se para nunca.
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