No es que no se entienda, por estar escrito en chino. El documento es un manuscrito que cuesta 2 millones de euros, cuando salió a subasta. Se trata de una novela, un relato extenso en donde sus personajes no permanecen pasivos. Les ocurren cosas, algunas maravillosas, otras no tanto. Y el manuscrito no es impreso, sino original.
El escritor que, gracias a la inspiración (y a un vasto conocimiento del idioma propio) ha conseguido plasmar eso en esas líneas en apretadas columnas. Claro que, luego llega un lego como yo, y he de admitir que no comprendo los carácteres chinos. Necesitaría un intérprete. Pero estoy seguro que si el autor chino, hubiera escrito como a mí me sale la letra, sus contemporáneos no hubieran entendido nada, porque los ideogramas chinos han de mostrar claridad y precisión. En fin, se nota que el documento es un trabajo intenso.
Basta sólo con encontrar traductor, y se abrirá un mundo de singular belleza. Ya de por sí, los carácteres chinos, ideogramas, son una suerte de armonía y belleza, ya no sólo por el trazo, sino por la elegancia. Y, además, en la imagen no he encontrado ningún tachón o error, sino que se escribió con cuidado, y con cierta filosofía en su momento, porque no es el idioma, sino aquello que se desea comunicar con él. El mensaje importa bastante más que el idioma en que se escribió, porque el mensaje ha de ser universal.
Y eso es lo que se busca: la universalidad, que llegue a todo el mundo. Incluso, no le llega a todo el mundo, porque carecen de los medios y de los recursos necesarios. ¡Vaya! Dejo de escribir porque me estoy volviendo misionero, y no es mi fuerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario