Nos toca apretarnos el cinturón, pero a un precio muy alto. No tenemos la voz, porque ya nos la han arrebatado. ¿Durante cuánto tiempo tendremos que soportar las exigencias de Bruselas y Alemania (que sólo tienen que pagar un 1%, y nosotros, una deuda de un 7%? Con esto, no tenemos ni para empezar. Es fácil exigir, cuando nos imponen las reglas que ellos hacen y cumplen a su manera.
Nos acercamos a una Edad Media tecnológica, en donde el dragón es el dinero, o los mercados. Tan seguros estamos de que la crisis pasará pronto, que hemos olvidado que la crisis no la provocamos nosotros, sino todos.
Y luego, los controladores. ¿Qué misión han de controlar? Si un delegado o presidente del BCE dice algo, sube o baja la Bolsa. Es absurdo. La información es importante, pero el dinero es invisible. No se ve, aunque lo palpemos.
Pero no soy el más indicado para hablar de esto. Una crisis económica que ha sido provocada a propósito, no merece ningún interés, hasta tal punto que, en muchos casos, sufrimos nosotros todas las subidas.
Nos amenazan ficciones. ¿Hasta cuando?
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