Si la mente, en un futuro que ya es presente, la mente humana, es capaz de crear criaturas superiores (que estoy seguro de que sean los robots independientes), entonces será mejor que estas criaturas se abstengan de tener criterio propio. Robot, todo el mundo lo sabe, viene del polaco, y significa, servidor.
Las Tres Leyes de la Robótica, inventadas por el gran Asimov, no es, desde luego, para tomarlas a la ligera. Cuando este Prometeo piense por su cuenta, es posible que quiera igualarse, incluso superar a su autor, al autor de su existencia. El temor a sucumbir a manos de los robots, es una vieja leyenda que ha recorrido la Antiguedad, y parte de la Edad Media, y el Presente. Un robot que piense por su cuenta, que tome las decisiones de manera independiente, y hasta es posible que se equivoque (pero como es un robot, su hardware solo admite fallos "orgánicos", desechando los pensamientos); y, sin embargo, esta situación es real.
En el momento en que permitamos a un robot controlar nuestras vidas, será peor que una dictadura; pero el monstruo lo hemos creado nosotros. Un hecho, que Asimov tuvo muy en cuenta, fue que el robot podría rebelarse. La historia del Ángel Caído se repetiría. Y la batalla duraría milenios.
Pero no es este comentario un manifiesto para el temor. Se trata de averiguar si esos robots, que, lentamente, evolucionamos con tecnología puntera, podrán algún día comunicarse con nosotros, no siempre de igual a igual, o que da lejano que, de todas maneras, la cuestión es, hasta este punto, un aviso, tendremos que meditar el asunto de crear seres superiores a nosotros, en un futuro.
No jugaremos a ser dioses, pero si peligrará nuestro lugar en el Universo.
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