Las lecturas, si son las de siempre, no suelen aburrir. De hecho, me estoy releyendo El Hobbit de Tolkien. Es posible que no sea una novela tan compleja como la saga del Anillo; pero, por lo menos, Tolkien ya estaba creando un mundo a su manera.
En la versión cinematográfica de Peter Jackson, quien narra la historia es el propio Bilbo a Frodo, el futuro Portador del Anillo Único. Desde luego, Jackson pretende, y quizás acierta, que narrar el origen, se debe, posiblemente, a recrearlo de manera más exhaustiva, el mundo de la Tierra Media. Pone énfasis en la ruptura de una tribu elfa con los Enanos, y es manifiesta que no los ayudan, en ocasiones, de manera desinteresada, pero cumplen cortésmente, como buenos anfitriones.
Pero el mundo de la novela no tiene por qué coincidir con el de la cinta. Después de todo, la existencia de miles de versiones, no anulan la fuerza del original. Además, a Tolkien se le ocurrió la aventura de Bilbo Bolsón, mientras se encontraba en su despacho de la Universidad de Oxbridge, en el Departamento de Filología Medieval.
Tolkien se encontraba aburrido, o quizás apasionado, y se le ocurrió que un hobbit vivía en un agujero, que era una casa, y de ahí, le fue fácil crear un mundo, y mostrar a los personajes los valores y principios que movieron a Tolkien en las leyendas. Y, como no, se inventó un dragón, Smaug, a Gollum, y de ahí, a la busca de un tesoro. Para Bilbo, el tesoro no fue el Anillo que le arrebató a Gollum, sino la aventura en sí, porque llega cambiado, diferente, y con una visión más amplia de su mundo, y de la Tierra Media.
Por eso, la novelita de Tolkien es un clásico. No perece nunca, aunque en la Trilogía del Anillo, creo que se pasa un poco de rosca por imponer términos filológicos que coincidieran con las leyendas celtas, galesas y la literatura medieval. No me extraña que sus imitadores, los creadores de Dragones & Mazmorras, basaran su idea, allá, por los años 70 y 80 en el propio Tolkien.
Pero bienvenidos sean. Gracias a la Fantasía Épica, gozamos de un género que se mantiene vivo en el siglo XXI; pero es imposible superar a Tolkien.
No hay comentarios:
Publicar un comentario