Se nos acerca un verano otoñal, hasta tal punto que es posible que el verano no sea tan verano como creemos. Cabe la posibilidad de que, en este momento, haya días buenos, mejores y malos, y que el verano no sea tan verano.
Y luego, la espera de que, este mismo verano se pase por hielo y agua, y que, en muchas ocasiones, tengamos que ponernos abrigos. Las noticias llegan de Francia. París ya no será igual, pero será estupendo dejar escrito que hemos pasado un veranotoñal, en donde se suceden cuestiones de índole extraordinaria, en donde, por lo menos, nos acercamos a un tiempo que no se puede controlar, y que ha decidido que quede como anécdota o como tiempo estival extraño.
Basta con sacar imaginación. Después de todo, hemos pasado por calores terribles, y crisis de agua de lluvia, contemplados los secanos, y caer en la cuenta de que, nos guste o no, el tiempo no lo controlamos, o lo hacemos, pero con cierta negligencia y broma.
Pero quedan aún unos días en que las sorpresas no lo sean tanto. Y soy el menos indicado para aconsejar, desde luego.
No hay comentarios:
Publicar un comentario