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domingo, 12 de mayo de 2013

Strike! ALEACIONES DEL METAL



Leonardo siguió tomando notas y bocetos de la nave mundocircana, y en un momento en que la imaginación decide volar por su cuenta, creó un barco que llamó submarino, en el sentido de que podía permanecer en el agua; pero el boceto era a escala de un hombre; a Leonardo, David Elegido siempre le pareció un gigante descomunal.
Leonardo enseñó el boceto a David Elegido, y este lo aprobó. De futuro de dónde venía ya existían esos vehículos y muy grandes, por motor nuclear.
Leonardo, al principio no lo comprendió, sobre todo, referente a los átomos. ¿Cómo una cosa tan pequeña podía mover un vehículo tan pesado? Para Leonardo suponía un reto. Y no se amedrentó.
El morro de la nave estaba quemado, y Leonardo le comentó a David Elegido que, para repararlo, era posible una aleación de cobre y acero.
-Pero, maestro, en ésta época no hay tanto cobre, ni acero. Aún no se ha descubierto la manera de industrializarlo, y aquí es muy caro.
-¿Y el mármol?
-Demasiado pesado, a no ser que lo cortemos en capas finas. Pero podemos incorporar parches de cobre, para evitar el calor al salir de la atmósfera.
Leonardo estuvo meditando esta idea. Empezó a tomar notas y a dar vueltas a la idea, y descubrió que podía encontrarse ese material en algún que otro cañón.
David Elegido no tenía prisa; pero arregló el programador para dirigirse a otra época, y vio que funcionaba perfectamente, con algún zumbido. Comprobó el motor, e iba perfectamente.
Leonardo empezó a guardar sus notas en una carpeta de cuero que había ordenado que le fabricaran según sus explicaciones, hasta el punto que, llegado el momento, las pondría a buen recaudo. En una semana había tomado notas de más de un millar de folios y pliegos.
Leonardo calculó las aleaciones, y eran insuficientes para los parches. Entonces, recortó las aleaciones, y las requirió más delgadas. El mármol lo pagó David Elegido con oro contante y sonante. Decidió, según las indicaciones técnicas de Leonardo, cortarlo en planchas. David Elegido lo arregló con sus rayos oculares caloríficos, y recortó el mármol en planchas finas.
Leonardo estaba asombrado. Incluso su amigo le pareció una especie de semidios mitológico.

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