No, el narrador no trancribirá las notas de Leonardo Da Vinci; pero es muy cierto que, por esa época, la curiosidad del sabio florentino no tenía límites ni se los imponía. Solía preguntar a Strike!, si procedía de los espacios siderales, en donde los filósofos se referían a un cosmos incognoscible, pero que existía.
Cuando Strike!, como David Elegido (Kent hubiera sonado extraño en un español), le respondía, siempre le decía y aclaraba que sí, que procedía del espacio, pero más allá del Tiempo.
Naturalmente, Leonardo no era ningún estúpido. Comprendía el significado del más allá, pero se le escapaba el del Tiempo.
-¿De otra época? ¿Cómo puede ser posible?
-Gracias a la física.
-¿A la física? Una mujer doctor, o algo así. Hay mujeres científicas en tu época.
-Leo. La Física, aún así, estáis en pañales. ¿No ha nacido aún Galileo Galilei?
-¿Quién eso galileo? Es una pregunta absurda. Pero quiere preguntarte si en tú época viajáis con ese artefacto tan complicado. ¿Para que sirven esas teclas? Y ese espejo que trae imágenes y signos extraños que no comprendo.
Entonces, David Elegido no tuvo otro remedio que responder a las preguntas de Leonardo, que era millares. Leonardo tomaba notas y dibujaba la nave, su interior. Incluso le preguntó si podía navegar bajo el agua. David Elegido prefería responder de manera sencilla, pero las preguntas de Leonardo llevaban a más preguntas, y éstas a otras. Así, hasta que tuvo un cuaderno de un centenar de folios y creciendo.
Cuando Leonardo preguntó a David Elegido, cuál era su orígen. Nuestro héroe respondió:
-Soy humano y medio kryptoniano. Me han llamado Mestizo, y según dicen, en el futuro en que la tiranía trate de conquistar el mundo y el universo, tendré que hacer algo grande. Bueno, eso dicen.
Leonardo no sabía qué pensar. Además, ignoraba que existiera un planeta llamado Krypton. Pero, al parecer, David Elegido, necesitaba reparar la nave.
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