Parece una afirmación un tanto rara. La materia se formó a partir de combinaciones al azar, pero eso no significa que, una tarta de queso sea un ser vivo, sino una mezcla de ingredientes que logran un producto. De hecho, si el universo cabe en una tarta de queso, no hay duda, pero debería, que también la tarta de queso está formada del material estelar.
Pero vayamos por partes.
Se especula mucho sobre nuestros orígenes. Sólo conocemos una parte ínfima de lo que somos. Nuestro origen es bastante oscuro; pero eso no significa que estemos solos. Es más, tanto si es o no, carece de importancia. Nosotros estamos formados de materia estelar, y que todo funcione, significa que hay un plan premeditado. Dudo que la Naturaleza actúe al azar. Su significado es válido, pero el azar, creo, no existe.
Si somos un accidente, no lo creo. Pero la combinación de todos los ingredientes (y no me convence el Diseño Inteligente) dieron paso a la vida. Esta misma combinación dio el resultado pero, ¿hasta qué punto?
Esta pregunta ocupará muchos folios, y la respuesta es bastante vaga. Con admitir que no se sabe del todo bien, los experimentos en laboratorio sólo indican que se crea vida, bastante simple, pero no se explica, ni el cómo ni el porqué. Hasta es posible que el universo de la tarta de queso sea ficticio.
Una tarta de queso ni siente ni padece. Y si hubiéramos evolucionado como tartas de queso, entonces seríamos, por decirlo así, diferentes, pero sin la cultura y su avance, sin curiosidad y vegetales. Los predadores se habrían puesto morados, y nuestra extinción, pudo ser más rápida.
De todas maneras, mi gusto por las tartas de queso, no significa que acepte un trozo. En realidad, una tarta completa dura días. Pero una tarta no es inteligente, carece de alma, y no sufre. Y, sin embargo, los ingredientes se componen de carbohidratos, proteínas, sal, fósforo, calcio, azúcar, hierro, grasas, y, ahora, preparo la cuchara, y me como un pequeño bocado. ¡Salud!
Pero vayamos por partes.
Se especula mucho sobre nuestros orígenes. Sólo conocemos una parte ínfima de lo que somos. Nuestro origen es bastante oscuro; pero eso no significa que estemos solos. Es más, tanto si es o no, carece de importancia. Nosotros estamos formados de materia estelar, y que todo funcione, significa que hay un plan premeditado. Dudo que la Naturaleza actúe al azar. Su significado es válido, pero el azar, creo, no existe.
Si somos un accidente, no lo creo. Pero la combinación de todos los ingredientes (y no me convence el Diseño Inteligente) dieron paso a la vida. Esta misma combinación dio el resultado pero, ¿hasta qué punto?
Esta pregunta ocupará muchos folios, y la respuesta es bastante vaga. Con admitir que no se sabe del todo bien, los experimentos en laboratorio sólo indican que se crea vida, bastante simple, pero no se explica, ni el cómo ni el porqué. Hasta es posible que el universo de la tarta de queso sea ficticio.
Una tarta de queso ni siente ni padece. Y si hubiéramos evolucionado como tartas de queso, entonces seríamos, por decirlo así, diferentes, pero sin la cultura y su avance, sin curiosidad y vegetales. Los predadores se habrían puesto morados, y nuestra extinción, pudo ser más rápida.
De todas maneras, mi gusto por las tartas de queso, no significa que acepte un trozo. En realidad, una tarta completa dura días. Pero una tarta no es inteligente, carece de alma, y no sufre. Y, sin embargo, los ingredientes se componen de carbohidratos, proteínas, sal, fósforo, calcio, azúcar, hierro, grasas, y, ahora, preparo la cuchara, y me como un pequeño bocado. ¡Salud!
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