Esta tarde, el Profesor Xavier, me ha sorprendido con un paisaje en perspectiva. Me preguntó:
-¿Quieres que dibuje un paisaje?
Alegué que sí; pero antes le pedí el esqueleto de una caracola, que yo completaré más adelante.
El paisaje es muy colorista, puesto que el Profesor Xavier lo ha alejado de la realidad. En claro: es una interpretación libre, debido a los escasos recursos de un estuche de pinturas que, poco a poco, se va consumiendo. Es más, un rotulador verde claro y luminoso ha empezado secarse como una maldición.
El Profesor Xavier, a pesar de los recursos, algo nimios, decidió que se tratara de un dibujo impresionista, y lo ha conseguido. Un plácido riachuelo con una excitante cascada, rodeado de unas montañas y un cielo azul, con trazos de Sol, para que se sepa que es de día, en una mañana onírica. La paleta de colores ha logrado que, un boceto inicial preparara el camino. Aún así, se trata de un dibujo excepcional de la mano de un aficionado, con la intención de contar un paisaje que roza el onirismo. Hasta las rocas son de colorines enverdecidos. Incluso un paisaje así, se puede admirar, y eso que es, de todas maneras, una interpretación.
Otros opinarán que se trata de un dibujo infantil; pero ningún niño conoce, del todo, la perspectiva. Sin más, dejo que admiren este curioso paisaje, que es un apunte para todo nómada del dibujo. No es un Van Gogh, pero nadie le ha ordenado al Profesor Xavier que lo sea.
-¿Quieres que dibuje un paisaje?
Alegué que sí; pero antes le pedí el esqueleto de una caracola, que yo completaré más adelante.
El paisaje es muy colorista, puesto que el Profesor Xavier lo ha alejado de la realidad. En claro: es una interpretación libre, debido a los escasos recursos de un estuche de pinturas que, poco a poco, se va consumiendo. Es más, un rotulador verde claro y luminoso ha empezado secarse como una maldición.
El Profesor Xavier, a pesar de los recursos, algo nimios, decidió que se tratara de un dibujo impresionista, y lo ha conseguido. Un plácido riachuelo con una excitante cascada, rodeado de unas montañas y un cielo azul, con trazos de Sol, para que se sepa que es de día, en una mañana onírica. La paleta de colores ha logrado que, un boceto inicial preparara el camino. Aún así, se trata de un dibujo excepcional de la mano de un aficionado, con la intención de contar un paisaje que roza el onirismo. Hasta las rocas son de colorines enverdecidos. Incluso un paisaje así, se puede admirar, y eso que es, de todas maneras, una interpretación.
Otros opinarán que se trata de un dibujo infantil; pero ningún niño conoce, del todo, la perspectiva. Sin más, dejo que admiren este curioso paisaje, que es un apunte para todo nómada del dibujo. No es un Van Gogh, pero nadie le ha ordenado al Profesor Xavier que lo sea.
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