
Ahora, la nación, podrá dedicarse a pensar en el futuro. Porque Zapatero ha convocado elecciones generales para el 20-N. Ya era hora. Al final, ha sido gracias a las presiones, tanto de los suyos, como de la oposición. Ya no guerrea tanto, o saca pecho, ya no es tan gallito. Las mentiras han acabado con él. El país quedó anulado hasta el hartazgo y, al final, ha ganado la mayoría de la nación, y de sus ciudadanos, porque lo andaban pidiendo, y no escuchaban. Ahora le ha tocado el sentido común y, sobre todo, el romper promesas. Ya no se presenta como candidato; le queda el olvido. Un olvido doloroso, porque pasará por el Presidente del Gobierno más impopular, que negó la crisis. Su agonía es falsa, es el país que económicamente se queda en las últimas.
Pero quedan cosas por resolver: Bildu trata de echar a la Guardia Civil del País Vasco. Un error que les costará caro, porque, cuando no hay seguridad reina la ley del Oeste. Espero que las Fuerzas de Seguridad se nieguen en redondo ante estos majaderos, porque, es posible que, presentándose a la Generales, todos podemos salir mal parados.
Claro que, la culpa es de Constitucional, que, en el fondo, son unos merluzos. Incluso es de cajón que, en ciertos casos, como el futuro sea extraño, nos quedaremos sin la simpatía de la otra mitad de la Unión Europea, que bien nos han hecho la pirula con el euro, con el nombrecito: PIGS. Algo ocultan, porque, de lo contrario, no estarían pensando en darnos boleto. Pero, bueno, lo que importa, de momento, es que la Era Rubalcaba no sea una realidad. Un Terminator tampoco nos ayudaría. De momento, los coches no vuelan.
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