
Prefiero los sábados al atardecer, cuando quedan pocos vestigios del gigante de gas, y sólo eso. Por otra parte, el ozono se queda pegado al suelo. Poco importa que la luz o el calor sean fotones (ondas y átomos); pero queda claro que, por mucho que combatamos contra un amigo un tanto inconsciente (hay personas que fallecen por insolación), pero muy consciente.
Otra cosa es que un sábado sea agradable. Que los hay. Bueno, quizás no deberían prohibir los sábados. Ya tenemos un Gobierno que nos prohíbe hasta caminar, o respirar. Seguramente, los sábados de este verano son socialistas, y así, en varias legislaturas. Por eso, en estos sábados estivales, no se puede ni respirar, y provocan estas bajadas de tensión. Hasta el Sol se ha conchabado para que este verano sea una tragedia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario